Jesús Martínez// Mi Tierra
La Violeta, San Francisco de Asís, Atotonilco, Jal.- A 11 años de su creación, la Cooperativa Rural Minihtin, integrado por 7 mujeres, ha destacado en la gastronomía regional por su ingrediente principal: la rana toro.
La granja Minihtin es uno de los 15 ranarios que actualmente se encuentran en territorio jalisciense, pero es uno de los pocos que dio valor agregado a su actividad, pues hicieron de la rana una especialidad en la mesa.
A unos 20 minutos de San Pancho, entre paisajes de aguacate y agave azul, puede llegar hasta una pequeña cima donde se logra apreciar la naturaleza en su vivo esplendor. Una finca vieja, pero bien cuidada le dará el toque final a su estancia.
Sus tierras de cultivo de maíz se convirtieron en espacios para producir bagre, debido a que en aquellos años abundaba el agua, lo que les permitía mantener esa actividad pesquera, pero por desgracia, como comentan, luego del “bum” económico del aguacate, muchos pozos comenzaron a perforarse y el agua que antes brotaba del suelo, ahora se tiene que bombear.
“Por la falta de agua y luego de que nos enteramos que la rana era un mejor negocio que el bagre, cambiamos de actividad”, comenta Eva Contreras, la encargada del ranario en la cooperativa.
Además de la falta de agua, la falta de comercialización del pescado fue el motivo por el cual la rana toro fue una fuente de ingresos, no sin antes abrir el restaurante que lleva el nombre de La Violeta.
“Aprovechamos la finca que tenemos, muy vieja, y la adaptamos para que fuera un atractivo turístico”, agregó Eva.
Una de sus peores dificultades a través de estos 11 años de actividad con las ranas, fue la falta de financiamiento para comenzar su proyecto, luego por el desconocimiento de cómo criar y engordar los anfibios. “Fue a prueba y error lo que nos permitió saber hasta ahora cómo mantener nuestro ranario”, dijo una de las socias de Minihtin.
Esas dificultades se sumaron a que la gente no tiene la costumbre o cultura de comer carne de rana, “pero poco a poco hemos logrado que sea una comida aceptable”.
“Ya casi hacíamos un libro de cómo no criar ranas, porque no teníamos información”.
Es doña María de Jesús Navarro de la Torre la presidenta de la Cooperativa, y quien a sus 88 años de edad todavía es parte fundamental para que el negocio siga adelante. “Es bien activa, se levanta de madrugada para hacer el nixtamal y el queso, y ver que es lo que falta”, expresa una de las nietas que forma parte del grupo.
Ya en la cocina otro grupo de hermanas y sobrinas se hacen cargo, y cuentan que su menú de rana, que incluye unos 8 platillos, lo hicieron “calándole”, con recetas propias y una que otra que les dieron los mismos comensales.
Cuentan que son los niños que por lo general prueban la rana, y luego los padres al degustar el sabor, vuelven a pedir el platillo.
Este peculiar restaurante se abre todos los días, y hasta ahora los han visitado gente del mismo estado, más de Aguascalientes, Michoacán y Guanajuato. Sólo faltas tú…